30.11.04

Una de cal...

Y sin embargo hoy parece un día de mierda (y no ha hecho más que empezar). El venir al trabajo cuando es todavía noche cerrada no ayuda.

29.11.04

Más feliz que un regaliz

Que uno rojo. De esos grandes que antes valían cinco duros.

21.11.04

Ensueño

Acostumbrado al leve murmullo del mecer de las hojas, aquella tarde no pudo conciliar el sueño. Normalmente, depués de comer, y tras el café se sentaba en su sillón de mimbre y, pegado a la ventana y arrullado por el vaivén de las ramas de los cedros, cabeceaba durante una hora. El sillón, recuerdo de uno de sus viajes a África, le acompañaba crujiendo en cada respiración, como si también estuviera vivo.

Había llovido muy temprano, cosa poco habitual en aquella época del año, y por la tarde castigaba un sol plomizo y tenue. Era extraño, porque la luz era más débil que de costumbre, como apagada. Agudizó el oído desde su reclino y comprendió porqué no podía dormirse. No se oía nada, ni el piar de los pájaros, ni el susurrar de los árboles ni el fluir de la corriente del río. Todo estaba quieto y en silencio.

Miró por la ventana distraidamente; y entonces la vio. Venía andando, sonriente, ensimismada, por la ribera. Llevaba el mismo vestido que aquella tarde, tiempo atrás, se encerraba en un tren para no volver a verla, con su sombrero de flores ancho y su lazo de cinta púrpura. Incrédulo, se acercó a la ventana, despacio, y se frotó los ojos.

Y entonces se despertó. El sillón crujió para darle la bienvenida de nuevo al mundo. Y, como al principio de la mañana, una fina lluvia se colaba por la ventana.

19.11.04

Deberes

Un viernes a las 17:00 de la tarde uno piensa - Jodo, que cansado estoy, voy a echarme una siestecita hoy aprovechando que es viernes a ver si eso me despeja el cuerpo. - Y con ello se mete en la cama (que mis siestas son de pijama y edredón) y se pone la alarma a las 19:30.

Y ahora viene el problema matemático:

- Si mi reloj digital marca ahora mismo parpadeando las 4:45 ¿Cuándo se ha ido la luz y con ello reseteado mi alarma? ¿Cuánto he dormido en esta agradable siestecita?

a) Son las 23:56, por lo que efectuando un difícil cálculo, restamos 4:45 a 23:56 y obtenemos que a las 19:11 se ha ido la luz.
b) Si son las 23:56 y me he acostado a las 17:00, mediante otra complicada resta deduzco que he dormido seis horas y cincuenta y seis minutos de siesta.

Señoras y señores, hemos superado un record. A ver como coño me duermo yo ahora esta noche...

PD: Esto me pasa por no dormir bien ayer, cachis.

17.11.04

Según se mire

A un amigo mio le han detectado esta mañana un tumor en el pulmón. Es un tumor benigno.

Yo diría que es una putada muy gorda.

Aijó, aijó...

Acabo de leer esto en la Intranet del trabajo:

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Buenas tardes a todos:

Próximamente se os hará entrega de una pequeña tarjeta en la que encontraréis impresos la misión de nuestra empresa y los principios culturales que consideramos deben identificar nuestras actitudes y comportamientos en el desarrollo del trabajo diario, con el fin de garantizar un mejor cumplimiento de los nuestros objetivos, a nivel individual y de grupo.

[...]

Como siempre, muchas gracias por vuestra colaboración.

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Joder, ¡qué miedo! ¿Qué será lo próximo? ¿Túnicas verdes? ¿Tatuajes "corporativos"? ¿Bailar desnudos las noches de luna llena mientras oímos el hilo musical? Para que luego digan que el trabajo no es cultura.

"El trabajo esssss bueeenooooo, el trabajo nossssss cuiiiiiida, sssssiiiii..."

16.11.04

Grumos

Me gusta el chocolate caliente. Y ahora que empieza a hacer frío (hoy en el coche ya he visto temperatura negativa), apetece más. Pero como más me gusta es con grumos. Y me gusta con grumos porque así me lo preparó ella ayer, y así sé que si entro en una cafetería y me pido un chocolate caliente, no podrá ser como el que me preparó ayer. Y además, ¡nadie querrá tomarse la mitad del mío! Su chocolate, como toda ella, es único.

Hay cosas que sólo ella saber hacer, y una de ellas es que me sienta tan feliz y contento como lo estoy día a día. Podemos sorprendernos de que las cosas que son buenas sean mejores, porque tal vez no lo esperamos o nunca pensamos que pudieran ser así. Y yo soy el primero que me asombro, con un pequeño brillo en los ojos que está ahí desde hace más de un año, y que me hace sentir tan bien, de poder sentir lo que esta increíble personita es capaz de hacerme sentir.

Y mientras espere el momento en el que pueda perderme de nuevo en sus preciosos ojos marrones, mirándola, de cerca, tan cerca que a veces la vista no enfoca, iré sacando poco a poco los besos y las caricias que me he ido guardando en el bolsillo durante estos tres días en los cuales me ha regalado prácticamente todo su tiempo. ¡Esta vez tengo muchos! Porque muchos han sido los que merecían ser guardados.

Le voy a pedir la receta del chocolate, que me sobraron palmeritas de azúcar, y no se me ocurre mejor manera para acompañarlas. Bueno, mejor le diré que venga a enseñármela, a ver si cuela.

10.11.04

Sin tregua

- Si, ¿es el enemigo? Que se ponga...
- ¿Si?
- Hola, buenas.
- Buenas.
- Mire, que yo llamaba para pedirles que por favor me dejaran un poquito en paz, por lo menos fuera del trabajo, a ser posible.
- Hombre, entiéndalo, es nuestro trabajo, el incordiar.
- Si, si yo lo entiendo, pero es que están ya abusando, y no me parece apropiado ni correcto. No tienen respeto, hombre.
- Mira, yo es que soy un mandao, pero ya veremos qué se puede hacer.
- Eso, eso, a ver. Ale, hasta otra.

9.11.04

¿Le sirvo una copa, Sr. Conde?

Este fin de semana hemos celebrado un macro-cumpleaños en una casa rural en Cenicientos, un pueblecito muy bonito (creo, porque ni lo vi) de la sierra de Gredos. Seis han sido los homenajeados, y en total veintitrés personas de juerga en una mansión muy adecuada para ello.

En principio, y según tengo entendido, las casas rurales están para hacer turismo rural. Es decir: para irse al monte, a comer a algún restaurante típico de la zona, para ver los páramos de los alrededores... Pero nosotros somos un poquitos más especiales. No hemos salido de la casa para nada (y para eso, menos) Bueno, si, algunos se fueron a dar una vuelta por el pueblo mientras otros tantos volvieron a Madrid a ver un concierto de Extremoduro. Y otros le dábamos a la Playstation. Pero aun así, lo que realmente hicimos fue organizar una buena fiesta de viernes a domingo. Que digo fiesta, ¡fiestón!

Allí, el viernes, jugué a un juego de rol muy curioso y divertido. Consistía en que a cada uno nos daban un rol, un papel a interpretar, para lo cual debíamos ir por lo menos algo caracterizados. De ello se nos avisó por correo con un par de días. Una vez allí a cada uno se nos dió una hoja en la que se explicaba quién éramos de cara al público, y también quién éramos realmente. Y, sobretodo, cuál o cuáles eran nuestros objetivos. Una vez repartidos todos los papeles y sabiendo todo esto, empezó el juego.

La casa rural reunía a antiguos alumnos de un colegio cinco años después de su graduación. Había de todo: una pintora embarazada, un ex-actor porno, un estudiante de intercambio... El anfitrión era un conde (el que organizaba el juego). En ese colegio cinco años antes había muerto un alumno, y algunos de los personajes iban a tener que averiguar bastantes cosas al respecto. Según las reglas del juego, unos podían liarse con otros, lo que implicaba veinte segundos encerrados en la misma habitación, y hasta acostarse, lo que supone un besito en el cuello aparte de esos veinte segundos (muy light, como veis) ¡Incluso alguien podía morir en el juego! (había un arma secreta, un cuchillo de plástico, jejeje).

El caso es que me hubiera gustado enterarme bien del papel de cada uno y de lo que fue sucediendo hasta el final, pero empezamos a jugar cuando varios de nosotros ya nos habíamos tomado unas tres o cuatro copas, con lo que yo, que era uno de los camareros, tan sólo me metí bien en mi papel (completamente he de decir) y me tiré toda la noche sirviendo copas y bebiéndome otras tantas. Era muy divertido (¡sobretodo para el resto!), porque yo en mi papel de camarero tenía un carácter muy fuerte, por lo que tampoco me dejaba ningunear, y según me pidiesen la copa se la ponía o no. Mi objetivo era conseguir dinero porque realmente (mi cara oculta) yo había sido mujer antes, y la operación de cambio de sexo me había dejado tiritando y necesitaba pasta a cualquier precio. En la fiesta había muchos ricachones, entre ellos el Sr. Conde, pero por mucho que intentaba pelotearle no soltaba ni un céntimo. La verdad, conseguí muy poco dinero, no gané mi objetivo. Pero me lo pasé pipa.

Aparte de eso, el fin de semana ha sido muy divertido y sobretodo me ha servido para desconectar un poquito de la semana laboral de mierda que lo precedía. Le pongo un 9 en general (¡pedazo de nota!). Eso sí, para la dueña de la casa rural, textualmente, "somos muy jevis", jejeje. Y que bien se portaron los vecinos, señora, que ni habiendo puesto la música hasta las diez de la mañana dijeron ni pío (y eso que nos llevamos un amplificador). Unos santos, vamos.

Y la matrícula de honor se la dejo a este fin de semana que se avecina. Además, ¡espero que me dure hasta el lunes! A menos que no me lo den libre, que uno ya no sabe que pensar.

PD: Para la próxima fiesta con esta gente se prepara una velada a lo Club de la Comedia. ¡A ver qué tal sale!

4.11.04

Vini Vidi Vinci

-"¿Qué vamos a hacer esta noche, Cerebro?"-
-"Lo mismo que hacemos todas las noches, Pinky...
¡Tratar de conquistar el mundo!"-

Pues me da a mí que se te han adelantado, amigo.

2.11.04

Hoja de reclamaciones

La verdad es que, por mucho que nos lo vendan como estupendo en los anuncios de turrones, el regreso después de irse uno de puente no suele ser de lo más gratificante, pero cierto es que el volver de un pueblecillo de entre los pinares de Soria a la capital es todo un contraste: pinos por coches, silencio por bocinas, paz por ajetreo...

Pero lo mejor de todo es el volver y que le obsequien a uno con un atasco desde el kilómetro 108 de la Nacional I, para disfrute y gozo del personal (atentamente, claro). También es gratificante el tener un principio de semana peor que toda la semana pasada en el trabajo (I have to admit it's gettin' better, it's gettin' better all the time... sonaba la canción de aquel anuncio), y aún mucho más el saber que el resto de la semana va a seguir en esa línea, ¡aún peor!

Aunque bueno, si, a mí me gusta quejarme, así que no me viene mal del todo toda esta situación. ¡Y es que me gusta de verdad! Es estupendo el poder decir: - Buff, que atascazo el de ayer. - O también - Que coñazo de mañana, a ver si llega pronto el viernes. - Y así rellenar estupendamente esos vacíos para la charla de pasillo o de ascensor que tanto nos gustan. Aunque lo mejor son las buenas noticias que uno oye, sin duda. Atentos: - Se va a intentar que se conserven todos los puestos de trabajo. - ¡Joder! ¡Que noticia más estupenda! (niño, coge el matasuegras que montamos una juerga...) Con noticias así a uno se le alegra la mañana, oiga.

En fin, que es igual. La verdad es que el estar a disgusto en el trabajo es algo en parte positivo, porque uno valora mucho más el tiempo que no está en él (¡toma positivismo!), así que a ver si llega pronto el viernes y me voy a la casa rural a celebrar un macro-cumpleaños que creo que va a hacer época. Y si eso llega pronto, también llegará pronto el siguiente fin de semana en el que, en principio, podré disfrutar del suave y cálido cierzo aragonés. Y es que ya empiezo a tener (más) ganas de ti. Ya no tengo remedio, ni quiero.

PD: Cierto es que algo positivo ha habido hoy en el trabajo. El Sr. Miwel vuelve a estar entre nosotros. Cómo se te echaba de menos, güerito.