22.6.05

Todos juntos

Tras haber luchado duramente, cual máquina tentaculoide, contra Morfeo (aunque creo que el mío no lleva esas gafas sin patillas soy-el-puto-amo) esta mañana, o bien podría decir esta cuasi-madrugada, he podido disfrutar durante dos horitas y media de las calles y de los coches de ésta nuestra ciudad, Madriz.

Dado que las obras propuestas para mejorar el acceso a la emetreinta todavía no consiguen que me crezca la barba en la excursión diaria al tajo, hoy un señor camión de escombros a tenido a bien repartir su carga equitativamente por todo el ancho de la calzada de nuestro bienamado cinturón metropolitano. La consecuencia ha sido que, andando de espaldas, con una pierna rota y el coche a caballito, hubiéramos llegado muchísimo antes (que no lo digo yo, que mi compañero y chofer lo corrobora) a la desviación en la que hemos conseguido, al fin tras más de una hora y media, abandonar dicho tumulto. Para que luego digan los obispos esos de las narices que en la manifestación del sábado pasado contra las bodas homosexuales se reunieron uno de los grupos de personas más multitudinario de la historia del país. ¡Ja! Como se notan que viajan en coches oficiales ¿eh?

Pues eso, que hoy me he comido un atasco de agárrate y no te menees. Pero ha tenido sus cosillas, no se crea, señora. Por ejemplo, cuando con la ventanilla abierta y con un tono de "me río por no llorar" mezclado con un bostezo y su consecuente estirada, y algo de "estoy hasta los huevos" he dicho a voz en grito - ¡Cagonlamar! ¡Tanto madrugar pa' esto! - y una chica que conducía unos de los 3 trillones de coches que nos rodeaban me ha espetado - ¡Pues tú que has dormido, que los que no nos hemos acostado! - He de reconocer que por un momento me he quedado fuera de juego, pero luego con un alarde de ingenio le he contestado - Pues nada, no te preocupes, échate una siestecita, que hasta que nos movamos te da tiempo. - Afortunadamente justo después el coche de delante se ha movido y la hemos perdido de vista, porque me parecía ver como sus ojos destellaban levemente.

Nuestra segunda anécdota del día acontece en un semáforo de una de las cientos de callejuelas que hemos cruzado, un poco a la aventura, para ver si llegábamos a la prima hermana de la afectada: la emecuarenta. Viendo que el semáforo no tenía intención de dejarnos pasar y que a mi izquierda había una panadería, he saltado del coche y raudo y veloz me he agenciado una bolsa de seis cruasanes rellenos de chocolate y de ¿grasa?, y un biofrutas transmediterráneo. Y aún me ha dado tiempo de montarme de nuevo en el coche unos metros más adelante.

Y para culminar: el goce de obtener el merecido reconocimiento a nuestra decisión de cruzar medio Madriz para alcanzar la mencionada emecuarenta por parte de un taxista al que le hemos preguntado cómo huevos podíamos llegar hasta ella - ¡Pues habéis hecho muy bien, si señor! ¡Pero que muy bien! - Y es que somos la caña, señora.

Lo único que cuando hemos llegado no nos ha quedado más remedio que incorporarnos en sentido contrario puesto que la salida que habíamos de coger se hallaba "en obras" (que raro, en esta ciudad...), por lo que hemos estado a puntito de volver al barrio tras casi dos horas de viaje.

Para cuando llegábamos al trabajo me decía mi compañero de aventuras - A estas alturas podíamos haber llegado a Zaragoza. Que digo Zaragoza ¡Estaríamos de camino a Tudela! - Más razón que un santo... Que asco de atasco.

Y mira que nunca oímos un disco de emepetrés entero en el coche... Pues hoy, tres. A ver mañana.

18.6.05

Verano

Cierro los ojos y me evado del mundo. Me imagino tumbado bajo un árbol, sobre una manta a rayas verdes y marrones en el campo, cerca de algún riachuelo, a mis anchas (tan campante). Son las cuatro y media de la tarde de un verano abrasador, pero ahí debajo se está muy fresquito.

Los mosquitos no molestan demasiado, y me entra la modorra. Recostado, miro el cielo azul que se asoma entre las ramas del árbol que me da sombra, viendo pasar, lentas y pesadas, las cuatro nubecillas que vuelan persiguiendo al sol. Huele a monte, a hierba seca, hierba que me hace cosquillas en los pies, mientras me haces cosquillas con tu pelo en el cuello.

Y las cuatro y media de la tarde se congelan en el tiempo, para durar eternamente.

Como los exámenes.

13.6.05

Fun fun fun

Pues sí, me han caído veinticinco primaveras, que se dice pronto. Fue el día nueve, hace veinticinco junios, que aparecí para dar guerra. Se dice pronto.

Hay quien dice que a los veinticinco se acaba la juventud, que ya no se es un chaval o que ya no se es joven. Pues a mí me da igual. Aunque tenga pelos rebeldes que decidan independizarse y vivir su vida, y aunque la curva de la felicidad me avise que quiere venir de visita (si, si, para quedarte, jodía), yo me siento como siempre. ¡Pensaba que sería peor!

Ah, y tuve un día estupendo, aunque no saliera de casa. ¡Me llegaron cerdos de fresa ácida y todo! ¿A que no adivináis cuantos?

7.6.05

Antojos

Quiero helado de café de Häagen-Dazz. Quiero pasteles de café. Quiero un cucurucho (siempre en cucurucho) de "Wild Cherry". Quiero fresas. Sin azúcar. En tu boca. Quiero un chocolate (con grumos, of course, siempre grumochoco). Quiero comerme las aceitunas de tus padres. Quiero una napolitana de chocolate de las del Panishop. Quiero que me compres manzanitas de gominola, de las pequeñas, que me las debes. Quiero una cerveza con limón. Con jarabe de limón. Quiero cerdos de fresa ácida (sí, y frutos secos chinos, también). Quiero "sobrinitos" con queso azul. Quiero una pita del griego. Quiero ir contigo a cenar al Vogel. Quiero "patatuelas", pero al jamón. Quiero hacerte crêppes. Quiero aguacates con tomate. Quiero comerte.

Quiero jugar al Pictionary. Y ganarte. Quiero jugar al guiñote. Y ganarte. Quiero jugar a las películas, pero en tu equipo. Quiero ir al cine a ver "El Penalty más largo del mundo". Quiero que me engañes y entremos a ver otra. Quiero volver al teatro contigo. Quiero ir de tapas al bar que pone los tranchetes con su funda de plástico. Quiero cruzar la calle "a la brave". Quiero que me enseñes inglés. Quiero arreglar tu ordenador. Quiero hacer de guía y enseñarte un pueblo entero. Quiero que conozcas el metro. Quiero pasear deprisa. Quiero mirarte despacio.

Quiero verte en la estaciones de autobuses. Quiero cogerte de la mano cuando estés despistada. Quiero hacerte mil fotos. Quiero meterme contigo. Quiero que te metas conmigo. Quiero ver tu camiseta nueva, de ese verde-marrón que no te gusta nada. Quiero que me digas qué me vas a regalar. Quiero celebrar tu cumpleaños con el mío. Juntos. Quiero estar horas en tu portal. Quiero estar horas en el ático. Quiero que me asustes en el cine.Quiero secuestrarte.

Quiero ver tu lámpara de violetas. Quiero ponerme las zapatillas en tu casa. Quiero que me hagas cosquillas. Quiero arrugarme la camiseta, en tu cama. Quiero despeinarte, olerte, tocarte, sentirte... Quiero que respires en mi oído. Quiero que me abraces. Quiero que me beses. Quiero que me muerdas. Quiero...

Te quiero a .